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Devoción Familiar: Semana del 13 de Octubre

Efesios 4:29

Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.

Devoción:

 “Si has olvidado el lenguaje de la gratitud, nunca podrás hablar con la felicidad.”

A solo unos kilómetros de San Antonio se encuentra el pequeño pueblo de Bandera, Texas. Esta zona es considerada la “Capital Mundial de los Vaqueros”.

En 1977, se celebraba un concurso llamado “Pequeño Sr. Texas”, y Matt, de 8 años, con brillantes ojos azules y una sonrisa radiante, estaba entusiasmado por participar. Su madre soltera lo había preparado para esto, repitiendo siempre lo mismo para cada gran evento que Matt enfrentara en la vida: “Matt, no entres en ese lugar como si quisieras comprarlo. Entra en ese lugar como si fuera tuyo”.

Su dura vida le había dado fuerza a su voz, así que Matt se puso su camisa, se subió las botas vaqueras y se abrochó el cinturón. Al poco rato, destellaron luces, cayó confeti y le colocaron una placa en la mano.

 La vida siguió para Matt y su mamá, pero todas las mañanas a partir de ese día él llegaba corriendo a desayunar y pasaba junto al cuadro colgado en la pared con su trofeo en la mano. La mamá de Matt hacía una pausa cuando él entraba en la cocina y, con su dulce acento sureño, le decía: “Mírate. Ahí estás, Matthew. Allí está mi Pequeño Señor Texas.”

Durante los siguientes 11 años, Matt recibía este reconocimiento cada mañana. Incluso después de graduarse y dejar la casa, Matt solía encontrar fuerza en la confianza que su madre le infundía. No fue hasta 2019, tras muchos logros, fama y fortuna, que Matt observó la foto con más atención. Ahora, con un patrimonio neto de más de 1,6 millones de dólares, sabía lo que significaba triunfar. No necesitaba la confirmación, pero al observar la foto que aún colgaba en la pared de su madre, algo le llamó la atención. Se acercó. Grabado en la placa del trofeo se leía: “Pequeño Sr. Texas, Subcampeón.”

Hay poder en nuestras palabras. De hecho, Proverbios 18:21 dice: «La muerte y la vida están en poder de la lengua, y quienes la aman comerán de sus frutos.”

La mamá de Matt sembró frutos de éxito y confianza con sus palabras. ¿Qué estás sembrando tú?

La negatividad puede robar, aislar y destruir no solo nuestro presente, sino también nuestro futuro. El libro de Proverbios está lleno del poder de las palabras sabias. ¿Son tus palabras edificantes y alentadoras?¿Tienen un espíritu de gratitud en lo que dices? La Biblia enseña que la lengua es un indicador del espíritu de una persona. No importa lo que hablemos, nuestras palabras revelan lo que hay en nuestro corazón (Lucas 6:45). Cuando tienes un corazón agradecido, tus palabras serán más vivificantes.

Desafío:

Habla de una manera que edifique y fortalezca. Ten cuidado de no destruir la creación de Dios, incluyéndote a ti mismo. Habla con alabanza y agradecimiento. Te sorprenderá lo mucho más brillante que se volverá tu mundo.

Preguntas:

  • ¿Qué te encuentras diciendo varias veces al día? 
  • ¿Cómo animas y edificas a quienes te rodean a diario? 
  • La Biblia enseña que estamos atrapados por las palabras de nuestra boca, ¿qué haces?
  • ¿Qué crees que significa esto?
  • ¿Qué quieres empezar a hacer hoy para hablar vida sobre tu futuro y el futuro de los demás?